Río Cadelo, de noble cauce, orilla invisible, rápida corriente siempre,
sin deshielo, con lluvias y sequías, el río Cadelo siempre pasa por la
las tierras del viejo abuelo, el que pesca truchas y trampa hace al
campanu entre las risas de las libélulas. Rio Cadelo, ausente en los
mapas del mundo, entre susurros se encuentra solo para quien lo busca.
Río, Cadelo, caldero de sueños que saltos hace entre meandros, existe en la mente del afluente. río de tinta, río de sangre,
riada de seres amontonados en las puertas del monumento a la compra de
lo que no vale nada, pero da la felicidad esa ría turbia que se cuela
amarronada para pegarse al paseo con el olor a tristeza del que mira a
un espejo que solo devuelve sombras.
Rio revuelto, ganancia de
cabrones, pescadores trabados al anzuelo de la codicia, río de barro,
río que es espasmo de letras que hacen presa al desbordarse en la
verborrea del taimado predicador.
Ríos de lava, río de baba
infantil, de la que el baboso gotea al mirar pasar la vida entre
escaparates y asombros de doradas maravillas, las que hacen elevar la
barbilla para no verse el ombligo. Ríos de recuerdos, los que dejan los
ancianos que sin memoria se zambullen en el fondo del río del duelo, el
de estar sin comprender, esa mirada que pasa sin dejar pasar el río,
ese de la vida rota, del esperar el último estuario, el del bello final
del río.
Ríos rotos por pantanos que se quejan, ríos que ya no son
cascadas, ni cataratas de espuma, de sueños en tropel de corrientes que
viajan por donde la tierra los deja.
Río de Janeiro, Riotinto,
Riotuerto, poco ve el segundo al beberse entero al primero, río que
amansa la vereda, como la ruta agreste entre cañones y colorados
amaneceres, ríos que la huella dejan del paso del manantial por el
corazón de la tierra.
Río de amor, riada de pasión, cabalga el río
para atravesar el canal, el de cabo de Hornos, que no es río, que es
anillo, el del viejo marino, que al pasar de océano a océano, tira
porque le toca en el río de su corazón. Rio, el recuerdo de Cadelo, el
que en la esquina a duro regala la estrofa, dando el cantar a la luna
desde el Río de la Pila.
JMFP
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